jueves, abril 19, 2007

MARIPOSA


Había un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A algunas de ellas, él sabía responder, a otras no. Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina. El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ni siquiera dudar. Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder. Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio.

-¿Qué vas a hacer? –preguntó la hermana.
-Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta. Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta equivocada!

Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.
-Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?

Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:
-Depende de ti... Ella está en tus manos.

No hay decisiones grandes ni pequeñas, sólo decisiones. Así como la mariposa, nuestra vida esta en nuestras manos.

jueves, abril 05, 2007

KUBRICK


Stanley Kubrick, director de películas como El Resplandor y La Naranja Mecánica, vivió durante la última época de su vida fuera del ojo público, recluido en una mansión cercana a la campiña de Londres. Sus apariciones en público eran extremadamente raras, convirtiendo su presencia en aquella ciudad en casi un rumor. Ello fue aprovechado por una persona quien, por su gran parecido físico, usurpó su identidad para obtener todos los beneficios que la fama le pudiera dar. Este personaje solía tener acceso ilimitado para disfrutar de los más exclusivos lugares nocturnos, para comer en los mejores restaurantes de moda, para seducir a cuanta joven deseara con la promesa de convertirla en una estrella, etc. Cuando la existencia de este impostor fue descubierta por la prensa londinense, una reportera le informó de la situación a Kubrick y le preguntó:

-Señor ¿piensa tomar alguna medida legal en contra de las acciones que ha hecho este sujeto? –preguntó con seriedad.

A lo que respondió un tanto sorprendido, pero tajante y con un semblante aún más serio que el de la reportera.

-No, creo que alguien debe hacer ese trabajo.