jueves, junio 22, 2006

TÓTEM


Se le ha dado la denominación de totemismo a un conjunto de creencias y prácticas que se basan en la afinidad o en una supuesta relación mística entre un individuo, o un grupo humano, por una parte, y determinados animales, plantas, objetos o fenómenos naturales, por otra. Estos últimos constituyen el tótem.

Me encontraba en el pasillo del hospital, frente a la habitación donde se encontraba mi abuela, minutos antes de ser sometida a una operación mayor. El médico había dicho que era necesario operarla de inmediato ya que una piedra que se hallaba en su vesícula perforó ésta y luego al intestino, provocándole una peritonitis. Ochenta años de viajar alrededor del sol y despertar cada mañana en los brazos de la tierra, era lo que hacía aún más delicada esta cirugía pues el cuerpo ya no responde igual que en los primeros veranos.

Caminé hacia su puerta, tomé con fuerza la perilla y después de una profunda respiración, la abrí como preparándome para el peor de los escenarios. Cuando se cerró y me dejó sólo frente a un breve pasillo que apenas estaba iluminado, tuve la sensación de que selló el lugar para apartarlo de todo aquello que se encontraba en el exterior. Avancé unos cuantos pasos hasta llegar a la estancia y fue cuando le vi, postrada sobre la cama con sus brazos perforados por las agujas que le suministraban suero y otras cosas. La deshidratación que sufrió había hecho mella en todo su cuerpo, marchitándolo y consumiéndolo poco a poco. El aire de la vida parecía escapársele, irremediablemente, en cada difícil respiro. Me miró y esbozó una suave pero hermosa sonrisa, como si tuviese mucho tiempo esperando mi llegada. Al pararme a la derecha de su cama, apenas puede contener las lágrimas al verle frente a frente y así lo hice, no derramé una sola. No deseaba que ella pensara con mi actitud que yo sólo había venido para confirmarle lo mal que estaba. Sus ojos vidriosos estaban tan cansados. Tomé su mano derecha entre mis manos y fue cuando comenzó a hablarme, más bien a despedirse de mí. Habló de lo agotada que estaba y que si era voluntad del Señor muy pronto se reuniría con mi abuelo. Le dije que irse era decisión de ella porque su voluntad es la misma que la de Él, que no se engañara.

-Abuelita, ahora es cuando debes hacer uso de esa gran fortaleza que habita en ti. De aquel valor que te hizo hacer de todos tus hijos personas de bien, a pesar de todas aquellas carencias, de aquellos problemas que tuvieron que superar –dije intentando que mis palabras fueran hasta lo más profundo de su ser.

-No es lo mismo. Mírame, no queda nada de eso y ya ha pasado mucho tiempo. No puedo más, hijo –respondió con la voz entrecortada y sin perder mis ojos de vista.

-¡Claro que es lo mismo, abuelita! Esa fuerza siempre ha estado contigo, sólo tienes que recordarla –dije buscando imprimir de coraje mi voz. Entonces asintió con su cabeza y comenzó a entrar con rapidez en un profundo sueño.


Sujeté con fuerza su mano derecha a la mía y aquella que me quedaba libre la postré sobre la corona de su cabeza, deslizándola suavemente en forma circular. Mantuve firme la mirada sobre su rostro durante unos minutos cuando de pronto éste empezó a desvanecerse frente a mí. Meneé la cabeza y parpadeé intentado reestablecer mi vista, pero no tuvo resultado. Hice un nuevo intento al separar mi mirada de su rostro y ver alrededor de la habitación. Fue una enorme sorpresa el darme cuenta de que era capaz de enfocar sin ninguna perturbación el resto del lugar a excepción de su rostro. No lo podía creer, simplemente no podía. Miraba la habitación y luego su rostro una y otra vez, como tratando de convencer a mi razón de que era sólo una ilusión pero fracasé rotundamente.

Fijé mi mirada en su rostro. Éste estaba tranquilo y acompañado de una respiración difícil de percibir. Me daba la sensación de que estaba abandonando la lucha. Dejé mi miedo inicial atrás y comencé a ver como su rostro se sumergía, literalmente dentro de sí, desvaneciendo gran parte de sus facciones. Con todas mis fuerzas busqué recordar como era su semblante para intentar retenerlo, si acaso reconstruirlo o abstraerlo de dondequiera que se hallaba. Sentí que la perdía con cada intento fallido que hacía para impedirlo. Fue entonces cuando se reveló ante mí aquello que momentos antes era incapaz de percibir. Me hallé atónito, observando como sus facciones poco a poco se habían convertido casi en las de un león. Aquella escena me hizo imaginar a un viejo león desfallecido sobre el ocaso de la sabana africana, ofreciendo su última batalla a la tierra que le vio nacer. ¡Estaba partido entre este mundo y el otro!
Podía notar, en su acongojado talante, la lucha interna que ocurría dentro de ella y, sin embargo, me parecía aun majestuosa aquella visión. En mi desesperación, continué sosteniendo su mano y sujetando su cabeza con la firme decisión de que no permitiría que se desvaneciera su semblante pues estaba seguro que entonces todo habría terminado. No tenía dudas de que si lograba volver sus facciones a su rostro, ella estaría bien.
Poco tiempo pasó hasta que todo regresó a la normalidad. Despertó lentamente y yo sonreí. Las enfermeras entraron a la habitación e iniciaron los preparativos para la cirugía. Me aparté de ella feliz, feliz. Ya no me causaba tristeza el no saber si acaso esta sería la última vez que la vería porque estaba seguro de que ella en el momento justo que se le presentara la muerte tomaría la decisión de acompañarla o no, gracias a esa fuerza que había despertado nuevamente en su interior. La subieron con cuidado a la camilla y entró al elevador lista para hacer frente a su destino.

Aquella tarde de marzo mi abuela me dio un regalo, me permitió ver a su animal de poder, su tótem. El animal sagrado que vive y acude a nosotros cuando necesitamos librar una gran batalla; de vida o muerte que por fortuna salvo. Ahora empiezo a entender que ella representa el por qué nos reunimos cada domingo en el jardín a disfrutar de grandes festines en familia, porque no hace otra cosa que serle fiel a su esencia felina. Ella es el pilar que ha sostenido generación tras generación a mi familia, a mi manada…